Atención centrada en la persona, respeto a la autonomía y la participación, y voluntad de mejorar la coordinación entre las Administraciones Públicas y el Tercer Sector. Estas fueron algunas de las ideas que con mayor fuerza aparecieron en el Encuentro sobre Discapacidad Intelectual y Cuidados en la Vejez celebrado el 3 y el 4 de octubre en Salamanca. Este foro, organizado por la FEMP, la Red Española de Ciudades Saludables y el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, contó además con la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca, la Universidad de Salamanca y Plena Inclusión, organización que representa a las personas con discapacidad intelectual.
Intervinieron en la presentación del encuentro el Alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo; el Director de Plena Inclusión, Enrique Galván Lamet; la Presidenta en funciones de la Federación Regional de Municipios y Provincias de Castilla y León, Ángeles Armisén Pedrejón; el Secretario General de la FEMP, Carlos Daniel Casares Díaz; el Director General de Personas Mayores y Personas con Discapacidad de la Junta de Castilla y León, Pablo Rodríguez Hoyos; el Secretario General de Sanidad y Consumo, Faustino Blanco González, y el Vicerrector de Política Académica y Participación Social de la Universidad de Salamanca, Enrique Cabrero Morán.
Tras la ponencia de Ana Isabel Lima Fernández, Secretaria de Estado de Servicios Sociales, que situó el estado actual de la cuestión y los avances en esta materia, las ponencias y las mesas redondas pusieron de manifiesto la voluntad compartida de fortalecer las políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida en la vejez de las personas con discapacidad intelectual. En este sentido, la necesidad de establecer fuertes vínculos de cooperación entre las Administraciones Públicas, la Universidad y el Tercer Sector fue una de las conclusiones comunes de los distintos espacios de debate.
La participación de Plena Inclusión y de diversas entidades agrupadas en esta asociación permitió que las jornadas de Salamanca mostraran experiencias de trabajo en las cuales las personas con discapacidad son protagonistas de sus vidas, participan en la toma de decisiones y planifican su vejez y los cuidados necesarios para esta etapa de la vida.
La presentación de la experiencia de la Mesa de Promoción de la Salud en Discapacidad Intelectual del Ayuntamiento de Salamanca sirvió para ilustrar el modo en el que una Administración Local puede desarrollar un papel activo a la hora de promover la integración de las personas con discapacidad intelectual.
En la sesión de clausura, María Inmaculada Gómez Borrego, representante de las personas con discapacidad intelectual, dio lectura a las conclusiones preliminares del encuentro:
- Las personas con discapacidad intelectual han de ser protagonistas de sus vidas y estar siempre implicadas en la toma de las decisiones. Esta participación plena debe respetarse en la vejez.
- Las Administraciones Públicas tienen la responsabilidad de garantizar el ejercicio y disfrute de sus derechos por parte del conjunto de la ciudadanía. Ante una realidad emergente, como el envejecimiento de las personas con discapacidad intelectual, han de desarrollar políticas de prevención y atención específicas destinadas a este colectivo.
- La investigación es esencial para llevar a cabo actuaciones contrastadas y basadas en evidencias. Actuaciones que tendrán que ser evaluadas de forma rigurosa.
- La clave reside en una atención integral centrada en la persona.
- Es necesaria una colaboración y cooperación sistemática entre las Administraciones Públicas, el Tercer Sector, los familiares y el conjunto del tejido comunitario.
- La inclusión en la comunidad, entendida como espacio de convivencia y solidaridad, es el objetivo central a la hora de abordar el envejecimiento de las personas con discapacidad intelectual.
- La autonomía personal puede reforzarse mediante ayudas técnicas. En este ámbito, garantizar la accesibilidad cognitiva facilita la accesibilidad sensorial y física.
- Las políticas y actuaciones que abordan las situaciones de soledad no deseada han de conectarse con las necesidades específicas de las personas con discapacidad intelectual.